martes, 23 de septiembre de 2014

Fuego que baila al ritmo del viento

Cuando salí de la habitación, y miré hacia el living, estaba mi mamá con cinco árboles de navidad, todos a medio vestir mientras ella paseaba por el balcón. Me pregunté porqué estaba armando los árboles en octubre, si con suerte adornamos un árbol en diciembre, pero seguí adelante hacia la cocina. En la cocina el piso estaba muy brillante, estoy segura que mi mamá lo limpió con cloro, y no quería ensuciarlo, pero yo tenía mucha sed. Me serví un vaso con agua y me apoyé en el mesón. De la puerta de la logia entraba mucho viento y no sé porqué fijé la mirada en la cocina. En ese momento se prendió un quemador, y comenzó a bailar el fuego de un quemador a otro, aunque ninguno estaba prendido. Hace tiempo no sentía miedo, y comencé a girar las perillas, porque con los nervios uno se confunde, e intenté con todas mis fuerzas cerrar la puerta para que dejara de entrar el viento. Fui a buscar a mi mamá, que estaba hablando por teléfono, y supuse que se enojaría mucho porque había un nuevo desperfecto en la casa, y porque ya nadie podría volver a dormir sin temor a que ocurriera un incendio...

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