domingo, 18 de agosto de 2013

S.O.V 6: Fotografiando un matrimonio

El sábado pasado fui a fotografiar un matrimonio, y debe ser que estuve demasiado cerca de todo que hasta me dieron ganas de casarme. Es que... ay... pucha... no era gente ni muy joven, pero tampoco tan vieja... era como esa juventud cercana, que podrías ser tú en unos años más... en unos pocos años más. 

Y me puse a pensar que todo estaba tan bonito, las velas... los anillos... ¡los anillos!... desde que los tomé para sacarles fotos que el bicho se me metió adentro, y empecé a pensar en lo bonito que sería dormirte todas las noches abrazada de alguien que amas de principio a fin, despertar todos los días para seguir abrazándolo, cocinar juntos, compartir y solucionar todos los problemas. Hacer el amor... que ya no es tirarte a un weon hombre con el que vas a estar sólo una noche o un mes o un año.

Tampoco digo o pienso que necesariamente sea para toda la vida, hay un montón de matrimonios rotos y sé que no todo es tan perfecto como lo que digo más arriba, los caminos siempre tienen piedras. Pero sea como sea, lleven adelante o depongan la famosa promesa, ganen o fracasen, siempre va a ser alguien especial que en algún momento elegiste y que en algún momento también te eligió. Y esa elección no es cualquier cosa, al menos yo no me casaría con cualquiera, y creo que eso es lo que más valoro de esto: la valentía de hacerlo, de pensarlo, de sentirlo y de decidirlo... y de firmarlo. De hecho, antes de esto estaba decidida a no hacerlo, pero bueh, siempre uno busca la forma de complicarse. Igual soy mina. 

¿Aló Mattel? Habla Barbie...

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