Visita a las Esperanzas

Si la vida fuera como un cuento de Cortázar, mi abuela paterna sería una Esperanza: "Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan". 

El miércoles fue el cumpleaños de mi abuela, así que compré pasajes con anticipación e hice el amado viaje a Santiago. Me gusta Santiago, quizás porque allá puedo hacer con toda impunidad actos como preguntar donde están las calles más conocidas, consultar por direcciones, puedo perderme un rato y sorprenderme con lo lindo y feo que puede ser... y todo al mismo tiempo. Además de eso me gusta la casa de mi abuela, que es grande y con ventanas de madera, como me gustan a mí. Y es tranquila, y pese a los fantasmas que puedan invadirla, uno duerme bien, se acuesta temprano y chao internet y celulares. 

Así que en el cumple de mi abuela comimos brazo de reina y mendocinos que llevé, me quedé dos días y aproveché de tomar fotos a sus cosas, antes que todo desaparezca por el paso del tiempo y la muerte... 

A Viña me traje los recuerdos de su casa, esta es la única casa de mis abuelas que sigue intacta, inmutable frente al paso del tiempo. Si pudiera retroceder al pasado, hubiese hecho esto mismo con las casas de las otras... pero bueno, ya no fue... ahora entre estas imágenes podré encontrarla siempre... porque yo soy de esas personas que creen que la gente vive entre sus cosas...

La peineta sin dientes.

Brocolis, yo pasé de la oferta jajaja.

Con este robot se supone que mi padre aprendió a sumar y restar.

Las manos de mi abuelo: ahora puedo decir que algo de él conozco.

Mi abuela hoy... me fue a dejar al metro para que no me asaltaran :)