Anoche me acosté con pena, y como tenía pena no podía dormir porque mi mente era zamarreada constantemente por pensamientos y cuestionamientos varios. Así que me levanté y decidí que mi alma estaba en un punto tan azul que debía ver Somewhere de Sofia Coppola.
Me gusta ella. Me gusta que en sus películas nunca pase más de lo que ya está pasando. Y no es que la barra de sucesos de sus películas sea siempre la misma, pero si hiciéramos un electrocardiograma creo que no habría pulso en ellas. Y eso me gusta, porque nunca va a explotar un helicóptero, ni va a haber una bomba bajo un auto, ni van a haber más cupcakes y zapatos brillantes de los que hay, ni va a ocurrir un incendio... ni le van a cortar la cabeza a nadie... ni va a haber ese beso que todos esperábamos.
Puede que nuestro corazón se acelere con sólo pensar que sucederá, pero ella no te lo va a dar, y eso me hace pensar que mi vida sería genial delante de una cámara... porque en mi vida nunca explotará un auto, y entonces mover un vaso sería un gran movimiento, dormir al lado del teléfono sería una gran frustración, y toda aventura mínima por sobrevivir en esta ciudad, y sobrevivir a mis propios pensamientos, sería una gran aventura de supervivencia cotidiana. Y nada de eso significaría nada, nada desencadenaría ningún hecho dramático para el mundo.
Somewhere me recuerda a los últimos días de verano, donde no hay nada qué hacer y puedes hacerlo todo. Me imagino un sol que ya no quema, las galletas más caras del supermercado. El jugo de melón que hacía mi padre.
Me gusta ella. Me gusta que en sus películas nunca pase más de lo que ya está pasando. Y no es que la barra de sucesos de sus películas sea siempre la misma, pero si hiciéramos un electrocardiograma creo que no habría pulso en ellas. Y eso me gusta, porque nunca va a explotar un helicóptero, ni va a haber una bomba bajo un auto, ni van a haber más cupcakes y zapatos brillantes de los que hay, ni va a ocurrir un incendio... ni le van a cortar la cabeza a nadie... ni va a haber ese beso que todos esperábamos.
Puede que nuestro corazón se acelere con sólo pensar que sucederá, pero ella no te lo va a dar, y eso me hace pensar que mi vida sería genial delante de una cámara... porque en mi vida nunca explotará un auto, y entonces mover un vaso sería un gran movimiento, dormir al lado del teléfono sería una gran frustración, y toda aventura mínima por sobrevivir en esta ciudad, y sobrevivir a mis propios pensamientos, sería una gran aventura de supervivencia cotidiana. Y nada de eso significaría nada, nada desencadenaría ningún hecho dramático para el mundo.
Somewhere me recuerda a los últimos días de verano, donde no hay nada qué hacer y puedes hacerlo todo. Me imagino un sol que ya no quema, las galletas más caras del supermercado. El jugo de melón que hacía mi padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario